El cacique Piedra de Oro tenía su caserío en Nahuelbuta, región protegida por las selvas impenetrables, desde donde se dominaba el extenso valle araucano. Sus enemigos, envidiosos de su poder, le llamaban Quelén - Quelén, nombre de un ave de rapiña, que aún denomina la región donde vivió.
Este cacique y su esposa tenían tres hijas. La mayor se llamaba Flor de Oro, la segunda Prado de Flores y la tercera Neblina.
Una de las mujeres de la tribu, llamada Culebra Roja y que había aprendido de brujerías en la cueva del terrible Oveja Verde, odiaba a las tres hijas.Un día de primavera, Culebra Roja convidó a las tres niñas a recoger frutillas silvestres en el valle. Flor de Oro, Prado de Flores y Neblina; lujosamente ataviadas y con sus trenzas adornadas con cintas de lana roja, corrían por por las praderas detrás de las mariposas y moscardones. Sólo Culebra Roja iba taciturna.
Pronto llegaron a la orilla de un río y mientras las niñas lanzaban piedrecitas al agua, la bruja se sentó a fumar su pipa, al tiempo que decía unas palabras misteriosas.
Entonces, un ruido sordo atronó el espacio y la tierra tembló.
Las niñas corrieron y Culebra Roja las hizo penetrar en una cueva alumbrada por leños ardientes. Era la morada de Oveja Verde, el célebre brujo, quien hizo en la frente un signo con líquido rojo. Asustadas corrieron desesperadamente hacia la montaña y el brujo no intentó detenerlas. Pero antes de llegar a la ladera de la montaña, las tres niñas cayeron rendidas de cansancio y quedaron inmediatamente convertidas en piedras negras, juntas, como tres peldaños de una escalera..
Culebra Roja fue severamente castigada por el cacique Piedra de Oro, que sospechó la traición. Y el gran dios Pillán, compadecido de la desolada esposa del cacique y madre de las niñas, la convirtió en vertiente.
Así, desde la cima del Nahuelbuta, baja el agua luminosa por una quebrada bordeada de arbustos floridos y hermosas plantas. Antes de llegar al río, parte de la vertiente sigue un camino subterráneo y reaparece gozosa saltando por las tres piedras negras, pues el corazón de la madre ha reconocido en ellas a Flor de Oro, Prado de Flores y Neblina.
Si algún día vas a Quelén - Quelén, pregunta por las Tres Fuentes y te llevarán a las piedras sobre las que el agua ríe y canta. Podrás beber allí el agua pura de la montaña, a la sombra de los copihues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario